Yo no quiero volver a caminar en dirección contraria a la belleza, ni que en mi mesa se sirva el agua amarga del conformismo, ni quiero desescombro. Yo no quiero devolverle su oficio a la impaciencia, ni ponerle sordina a los errores. Yo no quiero quedarme colgado de un “mañana ya veremos”, como quien espera en agosto un boomerang que fue lanzado con el abrigo puesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario